La Segunda Guerra Mundial fue un momento de suma importancia para la joven industria del comic-book. Será durante este período cuando este tipo de publicaciones se consoliden y conviertan en un medio de masas, con tiradas de cientos de miles e incluso, en algunas ocasiones, más de un millón de ejemplares.
Asimismo, el comic book tuvo un importante papel durante el conflicto como arma ideológica, utilizándose tanto como soporte para los mensajes propagandísticos del gobierno estadounidense, como para la difusión de la mentalidad de la situación de “Guerra Total” en la que Estados Unidos se había sumergido.
No obstante, a pesar de que los contenidos propagandísticos comenzaron a poblar los comic books bastante antes de la entrada de los Estados Unidos en la contienda —debido principalmente a la posición intervencionista defendida por la mayor parte de dibujantes, guionistas y editores a causa de su origen judío—, la guerra en Europa también hizo presencia como mero escenario donde la aventura estaba asegurada.
De este modo, en los números 22 y 23 de Action Comics, publicados en enero y febrero de 1940, Clark Kent y Lois Lane son enviados como corresponsales de guerra a Europa, donde Toran ha invadido de forma inesperada a la vecina Galonia. Si bien los autores optaron por emplear países ficticios, caben pocas dudas de que estos aluden a Alemania y Polonia respectivamente. Esta es la primera ocasión en la que se hace referencia al conflicto europeo en las aventuras del kryptoniano y, a diferencia de historietas posteriores con un marcado carácter propagandístico, no existe una identificación demonizadora de Alemania/Toran. Por el contrario, nos encontramos una visión bastante conciliadora, en la que se nos muestran dos países que no parecen querer continuar la guerra. A pesar de ello, diversos complots como el intento de torpedear el transatlántico neutral Calcutta —una clara referencia al hundimiento del RMS Lusitania durante la Primera Guerra Mundial— o el asesinato de oficiales de Toran que se dirigían a una negociación paz con el gobierno galonio, hacen que el conflicto se antoje irresoluble.
Tratando de buscar el modo de frenar la lucha armada y promover una solución diplomática del conflicto, Superman comenzará a indagar quién es el cerebro tras los atentados hasta llegar a un misterioso individuo llamado Luthor. Este genio malvado buscaba, desde su base flotante en la estratosfera terrestre, provocar una guerra global que cause el debilitamiento general de los gobiernos, permitiéndole llevar a cabo sus planes de dominación mundial.
Este maquiavélico personaje no es otra cosa que el primer esbozo del que terminaría por convertirse en el mayor adversario del Hombre de Acero, Lex Luthor, el cual lejos de asemejarse a sus representaciones posteriores, perfectamente calvo y vestido de forma ostentosa, aparece como un individuo pelirrojo vestido una toga roja.
Como no podía ser de otro modo, Superman frustrará los planes del villano en un enfrentamiento que resultará en la destrucción de la base flotante de Luthor y la aparente muerte de este. Tras la caída de la aeronave, Clark Kent explica la situación a los representantes de Toran y Galonia que, al comprender las manipulaciones de Luthor, terminarán por declarar la paz y firmar el armisticio.
Obviamente, esta aventura nos muestra una concepción pueril de la situación real que se estaba viviendo en Europa, en la que sin embargo subyace la profunda mentalidad pacifista —un pacifismo fuertemente ligado al antiintervencionismo, cabe señalar— del pueblo estadounidense. Un pueblo que había visto como la situación en Europa se caldeaba con el alzamiento de los fascismos y que confiaba en las tensiones fuesen pasajeras, pudiendo resolverse por la vía diplomática, sin llegar a establecerse un conflicto a escala mundial como ya había pasado 30 años antes.
En cuanto a Luthor, como cabía esperar, no fallece en esta aventura y poco después volverá a aparecer —en esta ocasión en el número 4 de Superman— donde nuevamente utilizará su intelecto genial para enfrentarse con el kryptoniano en un conflicto creciente que terminará por convertirlos en archienemigos. Aún con todo, no deja de ser curioso que el mayor villano del Hombre de Acero sea nada más y nada menos que el hombre que, al menos en la ficción, es responsable de provocar la Segunda Guerra Mundial.
Enlaces de interés
[Imágenes extraidas de Action Comics nº22 y nº23]