¿Sabías que…? (25): Un coche, algo de sexo y un poco de Historia en «Titanic»

La conocidísma y multipremiada Titanic (1997), dirigida por James Cameron, ha dejado un buen número de escenas icónicas y muy populares, como la de los dos personajes protagonistas, Jack y Rose, en la proa del barco ante una puesta de sol en medio del océano Atlántico, la del choque y posterior hundimiento de aquel navío que consideraban insumergible, la de Rose flotando en una puerta con Jack muriéndose -literalmente- de frío en el agua, la de éste dibujando desnuda a su efímero amor… Pero también es muy popular aquella en la que la pareja protagoniza unos tórridos momentos de pasión dentro de un coche que se encontraba en una de las bodegas del Titanic. Pero, ¿hubo en realidad algún coche en ese fatídico viaje de Southampton a Nueva York? ¿Fue esta una de las pocas licencias históricas que se tomó Cameron, u obedece a su intenso trabajo de documentación previo al rodaje?

mano titanic coche

Los diversos expertos en aquella tragedia naval del año 1912 tienen opiniones encontradas, puesto que aunque hay indicios de que sería posible, la falta de fuentes hace imposible confirmarlo. La razón por la que el director optó por reflejar la presencia de un automóvil en el conocido buque de la White Star Line es que se conserva el testimonio de uno de los viajeros supervivientes, William E. Carter, que le reclama la cantidad de 5.000 dólares a su compañía aseguradora por haber perdido en el naufragio a sus dos perros y su vehículo, un Renault AX Limousine del año 1911, coche de fabricación francesa con un motor de dos cilindros, un interior de acabados bastante lujosos y que alcanzaba los 56 km/h (y que costaba poco más de 400 dólares; bastante menos que la indemnización reclamada por el propietario). Seguramente, el escrito de Carter fue el que motivó a James Cameron a incluir una réplica de ese modelo de automóvil en varias escenas, incluida esa de la apasionada relación carnal de Jack y Rose. Sin embargo, no parece que esto sea correcto a nivel histórico, ya que en su reclamación, el acaudalado superviviente estadounidense señala que en el manifiesto de carga su coche aparecía reflejado como una caja, al no estar totalmente ensambladas sus piezas. Por lo tanto, no parece posible que ninguna pareja empleara ese Renault en un posible escarceo amoroso transatlántico.

De todos modos, es imposible confirmar que la reclamación de Carter tenga base real, o que sí hubiera otros automóviles en las bodegas del Titanic, puesto que el manifiesto de carga del barco se hundió con él y no se hizo copia alguna del mismo. Así pues, queda a la imaginación de cada uno la presencia real en aquel archiconocido buque de ese o cualquier otro coche, si bien para la mayoría de los que han disfrutado de la película, ese Renault AX Limousine estará siempre ligado a un efímero romance y a una mano apoyada en un cristal lleno de vaho.

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