Hay algunos lugares cuya mera mención hace que en nuestra cabeza empiece a sonar una música muy reconocible. No vamos a repasar todos esos casos en esta reseña, sino a centrarnos en el que quizás sea el más paradigmático: Alabama. Situado en el corazón del territorio sureño estadounidense o Dixieland, este Estado encarna los valores tradicionales de esa zona, una de las más conservadoras del país, aunque fue también escenario de algunos de los principales episodios del Movimiento por los derechos civiles de la población negra. Y como suele suceder, esa lucha entre distintas ideologías e idiosincrasias acabó por profundizar no solo las diferencias internas, sino que también tuvo su eco en el exterior, generando que Alabama pasara a ser vista de un modo muy negativo por parte de los ambientes más progresistas, generalmente situados al Norte de los EE.UU. y en su vecina Canadá.
Precisamente de tierras canadienses llegaron un par de composiciones que desencadenaron una genial respuesta en forma de una de las mejores canciones de rock de todos los tiempos, Sweet Home Alabama, de Lynyrd Skynyrd. Aquellos dos temas que resultaron tan insultantes para muchos sureños fueron Southern Man (1970) y Alabama (1972), de Neil Young. En ellos, este compositor canadiense hace un detallado recorrido por los tópicos más rancios del Sur: hombres blancos racistas, gente muy religiosa pero hipócrita, grandes mansiones con campos de algodón, cruces ardientes del Ku Klux Klan… Todo ello desde una óptica muy condescendiente (en Alabama se dice “I’m from a new land / I come to you / and see all this ruin / What are you doing, Alabama? / You got the rest of the Union / to help you along / What’s going wrong?” -en español: “Vengo de una nueva tierra / Vengo a ti / y veo toda esta ruina / ¿Qué estás haciendo, Alabama? Tienes al resto de la Unión / para ayudarte / ¿Qué está yendo mal?”-). Tras escuchar esto, los miembros de Lynyrd Skynyrd decidieron incluir en su segundo disco, Second helping (1974), una respuesta musical que alcanzó un éxito espectacular desde el primer momento, la ya citada Sweet Home Alabama. Es cierto que el grupo no era de ese Estado, sino de Florida, pero siempre llevaron a gala su pertenencia a Dixieland, y su simpatía por sus vecinos les llevó a defenderlos abiertamente de las acusaciones vertidas por Neil Young, y compartidas en general desde el Norte.

Aunque esta anécdota parece algo alejada de la temática habitual de El Octavo Historiador, en realidad sí que esconde varios aspectos interesantes. A nivel antropológico, esta canción refleja la diferencia de mentalidades entre Norte y Sur, presente ya desde el nacimiento de los EE.UU. (sobre todo en lo referente a la esclavitud, como se había plasmado en los debates previos al Compromiso de Missouri, que allá por 1820 ratificó que los Estados abolicionistas no deberían ser más que los esclavistas), y que en las agitadísimas décadas de los sesenta y los setenta del siglo XX se estaba recrudeciendo. En primer lugar, el centenario de la Guerra de Secesión había renovado en cierta medida el orgullo sureño -de hecho, Lynyrd Skynyrd solía desplegar en el escenario una bandera confederada gigante-, y este se vio reforzado indirectamente por las consecuencias de la campaña en pro de los derechos civiles, puesto que el rechazo de los más conservadores y el subsiguiente desprecio hacia estos por parte de los progresistas acabó por alimentar esa sensación de marginación y diferencia por parte de un Sur mayoritariamente reaccionario ante esta nueva realidad. En Sweet Home Alabama este sentimiento se transmite no solo en la defensa de la belleza del propio Estado, sino sobre todo en el mensaje directo a Neil Young, artífice de aquellas letras que tanto habían molestado (“Well, I heard mister Young sing about her / Well, I heard ole Neil put her down / Well, I hope Neil Young will remember / A Southern man don’t need him around, anyhow”. En español: “Bueno, he escuchado al señor Young cantar sobre ella / Bueno, he escuchado al viejo Neil menospreciarla / Bueno, espero que Neil Young recuerde / que un hombre sureño no lo necesita cerca, de ningún modo”). Asimismo, en la letra se comparan ambos mundos, manifestando que el Norte no puede dar lecciones de ética, puesto que poco antes tuvo lugar el escándalo Watergate -y todo lo que sucede en torno al Gobierno Federal suele verse en Dixie como muy lejano y ajeno- (“Now we all did what we could do / Now Watergate does not bother me / Does your conscience bother you? / Tell the truth”. En español: “Ahora nosotros hicimos lo que pudimos / Ahora el Watergate no me preocupa / ¿Te preocupa a ti tu conciencia? / Di la verdad”).
Además de todos estos aspecto de rivalidad entre territorios, a nivel histórico Sweet Home Alabama también refleja varios sucesos destacados de aquellos convulsos años. Aparte del ya citado caso Watergarte -muy polémico en aquel momento, y que acabó por obligar a dimitir al presidente Richard Nixon-, hay que mencionar las acciones del Movimiento por los derechos civiles [tema que tratamos en su momento, en una reseña sobre Bob Dylan] y las duras reacciones por parte del gobernador de Alabama y sus partidarios. De hecho, y aunque durante años se vertieron acusaciones de racismo sobre Ronnie Van Zant y el resto de miembros de Lynyrd Skynyrd, el tratamiento que hacen de esos sucesos lo desmiente por completo. El primero de estos hechos no está referido de un modo del todo explícito, pero resulta bastante evidente: en el último verso se señala, como colofón a la canción, que “Yeah, yeah, Montgomery’s got the answer” (en español, “Si, si, Montgomery tiene la respuesta”). Esta respuesta al problema sería, por tanto, la que tuvo lugar en la capital estatal, Montgomery, lugar donde en 1955 Rosa Parks se negó a ceder su asiento en el autobús a un blanco y donde se inició una larga campaña de boicot por parte de los afroamericanos contra la empresa pública de autobuses, dando el pistoletazo de salida a todo el Movimiento, que con tanta fuerza se desarrollaría en los siguientes años. Pero también se habla de la reacción conservadora frente a esta ola de cambio, personalizada en la figura del por aquel entonces gobernador de Alabama, George Wallace, partidario de la segregación racial, y en la ciudad de Birmingham, donde con mayor rigidez se aplicaba esa normativa (“In Birmingham they love the Governor (Boo, boo, boo)”. En español: “En Birmingham aman al Gobernador (Bu, bu, bu)”). El abucheo de los coros parece indicar claramente la visión negativa que el grupo tenía de él, aunque también es cierto que la última vez que se canta el estribillo de la canción se incluye por el medio la frase “And the Governor is true” (es español, “Y el Gobernador está en lo cierto”) al refererise a Alabama, si bien parece que se refieren a la popularidad de este político para los votantes de ese Estado.
Lo que quizás sea más curioso de esta famosa canción no es tanto el hecho de que se refiera a varios aspectos políticos y culturales, sino que pese a ser una respuesta mucho más explícita de lo habitual a otros temas, no lo es de un modo insultante o agresivo. De hecho, la defensa del Sur se hace reconociendo errores propios, y no conviene olvidar que los componentes de Lynyrd Skynyrd manifestaron desde el primer momento su profunda admiración por Neil Young y viceversa. Buena muestra de que las disputas por aspectos políticos, sociales y culturales no tendrían por qué implicar polémica y violencia.
Vídeo de Sweet Home Albama, de Lynyrd Skynyrd:
[Imagen de portada extraída de: tucson.com]