Aunque a día de hoy la mayor parte de historiadores coinciden en que para comprender el pasado hay que tener presentes los procesos políticos, económicos y sociales, muchos se han centrado en hechos concretos y en las biografías de personajes destacados. De hecho, para el mundo del audiovisual este tipo de asuntos parecen ser precisamente los más interesantes, y hay numerosos ejemplos de películas, series, cómics, canciones o videojuegos que se centran en la vida de hombres y mujeres destacados… y no siempre por razones positivas. Uno de estos casos es el largometraje Atrápame si puedes, centrado en la juventud de Frank W. Abagnale Jr., un estafador y falsificador de cheques estadounidense con gran facilidad para la creación de indentidades falsas. Es cierto que hasta el estreno del film no era un personaje conocido por el gran público, pero su prestigio en el ámbito de la seguridad financiera ya le reportaba cierto reconocimiento.
Según señala el propio Abagnale, en varias ocasiones le intentaron comprar los derechos sobre su historia, aunque no accedió hasta que Steven Spielberg se interesó por el proyecto. Así, en 2002 se estrenaba Atrápame si puedes, siendo Leonardo DiCaprio el actor encargado de protagonizarla. Aunque en varias ocasiones se alteran sucesos de la vida de Abagnale -especialmente los referentes a su relación con su familia-, en general la inmensa mayoría de los hechos reflejados sí se ajustan a la realidad. El joven Frank inicia una fructífera carrera criminal en 1964, tras huir de casa por el divorcio de sus padres. Las perspectivas de éxito no eran buenas en la Nueva York de mediados de los sesenta para un joven sin recursos, pero su talento para el engaño y su inteligencia le permitieron cobrar varios cheques falsos y comenzar a labrarse un dudoso futuro. Como se ve en la película, pronto comenzó a hacerse pasar por un piloto de la PanAm -una de las más prestigiosas aerolíneas de aquella época-, logrando viajar gratis por 25 países, y cargando todos sus gastos a la compañía, sin poder ser descubierto. Cuando el FBI estuvo tras sus pasos, optó por buscarse nuevas identidades y empleos, como pediatra, abogado o vigilante, en los que lograba pasar desapercibido entre sus compañeros debido a su habilidad para el engaño. Sin embargo, la larga persecución policial -liderada por el agente Carl Hanratty, nombre ficticio de un personaje que fue totalmente real, Joseph Shea- llegó a su fin en 1969 tras varias fugas, cuando es detenido en Francia. Allí pasa un año en la cárcel, tras lo que es trasladado a los EE.UU., donde poco después comienza a colaborar con el FBI en la lucha contra el fraude bancario, al mismo tiempo que afianza una fuerte amistad con el agente que lo encarceló.

En cualquier caso, más allá de las peripecias de Frank Abagnale, que están bastante bien reflejadas, este film es un ejemplo del vasto género del cine sobre criminales, si bien tiene un tono mucho menos oscuro de lo habitual, debido a lo peculiar de su historia y al estar dibujado como un personaje picaresco, con una faceta humana retratada de manera muy amable. A nivel propiamente histórico, la ambientación es muy correcta, con vestimentas, automóviles e incluso cartelería acordes a los años sesenta en los que transcurre la acción, y nos permite acercarnos -aunque de manera muy tangencial- a la lucha contra el crimen en esos años: constantemente se refleja la lucha del FBI y otros cuerpos policiales contra el fraude, incluso contando con la colaboración de criminales especializados como el propio Abagnale. Además, se aborda la diferencia entre los sistemas penitenciarios de distintos países a finales de los sesenta, reflejando un trato mucho más humano en las prisiones estadounidenses que en las europeas, ejemplificadas con el caso francés. La visión que dan de este último parece más acorde a tiempos anteriores a la II Guerra Mundial, si bien el grave deterioro físico que el auténtico Abagnale sufrió durante su año de encierro allí -llegó a perder alrededor de 40 kilos de peso- parece que confirma la dureza las condiciones en las penitenciarías galas.
Por tanto, aunque Atrápame si puedes no es una película en la que el componente histórico tenga una enorme relevancia, dejando aparte la propia vida del protagonista interpretado por DiCaprio, sí nos acerca -de un modo bastante entretenido- a una de esas figuras semidesconocidas que en realidad acaban teniendo bastante influencia, como refleja el hecho de que Frank Abagnale acabara siendo el principal referente en la lucha contra los fraudes bancarios, y uno de los responsables de las mejoras de seguridad en esta materia durante las últimas cinco décadas.
[Imagen de portada extraída de: frasesdelapelicula.com]