Versionada por más de medio centenar de artistas, Ghost Riders in the Sky: A Cowboy Legend es probablemente una de esas grandes conocidas y a su vez desconocidas de la música country. Compuesta originalmente en 1948 por Stan Jones, se hizo especialmente famosa gracias a Johnny Cash y a su posterior adaptación por parte del grupo Spiderbait, como parte de la banda sonora de la película Ghost Rider (2007), basada en el cómic homónimo de Marvel. Su letra nos cuenta la sobrenatural visión de un vaquero, en un oscuro y ventoso día, de una horda de bóvidos infernales surcando el cielo y cuyas metálicas pezuñas dejaban a su paso rastros de fuego. Tras ellos, cabalgaban jinetes cuyas monturas exhalaban a su vez fuego, en su eterno intento de alcanzar a su presa. Para finalmente oír el funesto aviso de uno de esos jinetes: cambiar su forma de vivir o enfrentarse al terrible destino de cabalgar eternamente tras la manada del diablo.
Basada aparentemente en una historia contada al propio Stan Jones durante una hoguera de campamento [1], se configura como una moderna leyenda country, cuyas raíces muchos han querido ver en algunos mitos de la vieja Europa. Conocida como ‘La Cacería Salvaje’ –‘The Wild Hunt’ en el mundo anglosajón, ‘Das Wütende Heer’ o ‘Die Wilde Jagd’ en la región germana y ‘Odens jagt’ en los países nórdicos- tendría su origen en la figura de Odín y en su representación a lomos de Sleipnir –su caballo de ocho patas- seguido de una horda de guerreros o cazadores. Se vincula asimismo a Woden, versión teutona del dios nórdico, entre cuyas acepciones está ser el dios del viento o, en su defecto, un gigante de la tormenta, representado ocasionalmente montado nuevamente sobre un caballo de ocho patas y un ejército salvaje tras él.
Se trata en todo caso de un grupo de muertos o espíritus sin hogar, liderados por una figura prominente y cuya presencia habitualmente se hacía patente, no tanto a través de la vista, sino por medio del sonido. Se vincula este mito a las tormentas, entendiéndose como la explicación que algunos pueblos habrían dado al estruendo causado por las mismas, pues la presencia o avistamiento de estas hordas se hacía especialmente notable durante el invierno [2]. Cabe destacar que la leyenda de jinetes salvajes surcando el cielo se conservó a lo largo del medievo, con sucintas modificaciones y adaptaciones a los preceptos del cristianismo. Aunque siempre había sido presagio de muerte y catástrofes, la Cacería evolucionó hasta convertirse en la representación del mal, asimilando estos jinetes con las huestes del infierno [3]. Ejemplo de ello es el testimonio recogido en la Crónica Anglo-Sajona, según el cual entorno al año 1127, en la región de Peterborough y Stamford, numerosas personas habrían sido testigos de la aparición de una veintena o treintena de jinetes montados en caballos negros, seguidos de perros igualmente negros, surcando el cielo y cuyos cuernos de caza se habrían dejado oír durante toda la noche [4].
Cabe destacar que el mito presenta ciertas variaciones en función de la región a la que nos acerquemos, ya sea respecto al líder de la cacería o a la composición de la misma. De esta forma, figuras históricas como Carlomagno, Federico Barbarroja o el mítico Rey Arturo han sido puestos a la cabeza de esta horda; compuesta en regiones como Gales o las Islas Orcadas (Escocia) por seres pertenecientes a los pueblos de las hadas –el fair o faerie folk, que poco tienen que ver con la imagen de las hadas que poseemos en nuestro imaginario popular–, siendo su líder Gwynn ap Nudd, rey de este mítico pueblo [5].

Precisamente es esta última versión, la de la Cacería compuesta por seres no-humanos, la que aparece representada en algunas de las novelas de las Crónicas de los Cazadores de Sombras de la autora estadounidense Cassandra Clare. Compuesta por faeries y bajo el mando del propio Gwynn ap Nudd, esta horda se encargaría de recoger las almas de los guerreros caídos en combate y, únicamente una vez año, se dejarían ver por los mortales para recolectar entre ellos a sus nuevos reclutas. Esta visión de la Cacería refleja en gran medida los mitos galeses, añadiendo un detalle que ocasionalmente se menciona en algunas fuentes: la aparición de esta horda únicamente una vez al año, que normalmente sucedería entorno a Yule [6].
Se hace referencia asimismo a la Cacería en la saga literaria de The Witcher, del autor polaco Andrzej Sapkowski, siendo especialmente importante en la tercera entrega de la adaptación de este mundo a los videojuegos, en The Witcher 3. En esta entrega se convierten en el enemigo principal del protagonista, Geralt de Rivia, siendo descritos inicialmente como espectros que galopan sobre caballos no-muertos a través de los cielos, como presagio de guerra; para descubrirse con posterioridad su vinculación con los Aen Elle y el rapto de algunos personajes.
Como enemigo se muestran asimismo en la serie de televisión Teen Wolf, donde la Cacería se dedica a raptar a personas y borrar cualquier signo de su existencia; y como presagio de guerra en el videojuego The Elder Scrolls, donde se les vincula con los pueblos élficos. Asimismo, Mike Mignola hace uso de este mito en al menos dos arcos de las historias de Hellboy; mientras que en Magic: The Gathering se le dedican a la Cacería dos cartas.
No cabe duda que la asimilación entre los ‘Ghost Riders’ de Norteamérica, a los que Stan Jones hace referencia en su canción, y la ‘Cacería de Woden’ -u Odín-, más propia de la mitología del norte de Europa, podría resultar ligeramente forzada [7]. A pesar de ello, no deja de ser curioso que dos mitos o leyendas, tan dispares y separadas en el espacio y tiempo, presenten a su vez tan grandes semejanzas. La Cacería Salvaje nace como una amalgama de miedos, explicaciones a lo incomprensible y el devastador poder de los dioses, que evolucionan acorde con las diferentes épocas y creencias. Hasta nuestros días, donde la ficción se hace eco del mito, quizás de forma más sutil o menos evidente que en otros casos, pero que sin duda demuestra que la Cacería Salvaje sigue surcando, cada noche de tormenta a lomos de caballos negros, los cielos de nuestro mundo y, sobre todo, de nuestra imaginación.
[1] ‘Ghost Riders In the Sky: The Wild Hunt and the Eternal Stampede’. En https://esoterx.com/2012/12/09/ghost-riders-in-the-sky-the-wild-hunt-and-the-eternal-stampede/
[2] GRIMM, J. (1883). Teutonic Mythology. Stallybrass (tr.). George Bell & Sons. / ‘Omen of Odin: The Wild Hunt Thundered Across European Skies, Bringing Calamity and Doom’. En https://www.ancient-origins.net/myths-legends-europe/omen-odin-wild-hunt-thundered-across-european-skies-bringing-calamity-and-doom-021618
[3] ‘The Wild Hunt’. En http://www.orkneyjar.com/tradition/hunt.htm
[4] BRANSTON, B. (1957). The Lost Gods of England. Londres: Book Club Associates. En https://es.scribd.com/doc/169724023/The-Lost-Gods-of-England-by-Brian-Branston
[5] ‘The Wild Hunt’. En http://www.orkneyjar.com/tradition/hunt.htm
[6] ‘The Wild Hunt’. En http://www.orkneyjar.com/tradition/hunt.htm
[7] ‘Ghost Riders In the Sky: The Wild Hunt and the Eternal Stampede’. En https://esoterx.com/2012/12/09/ghost-riders-in-the-sky-the-wild-hunt-and-the-eternal-stampede/
[Imagen de portada extraída de: wikipedia.org]