La cura del bienestar

En el frenesí de nuestra vida moderna los balnearios, recintos termales o spas son considerados lugares de retiro y bienestar, a los que se acude para liberar estrés y relajarse, en ambientes creados específicamente para este mismo fin. Su ubicación difiere de unos casos a otros, aunque habitualmente se emplazan en parajes naturales, alejados del bullicio mundano. Después de todo, ¿quién no querría retirarse a un recóndito paraje de los Alpes suizos para disfrutar a cuerpo de rey de un itinerario basado exclusivamente en fomentar el bienestar personal? Aunque la perspectiva pierde algo de fuerza si le añadimos a la fórmula unas instalaciones más propias de inicios del siglo pasado, un personal médico bastante sospecho y anguilas, sobre todo anguilas. Bajo esta premisa se desarrolla La cura del bienestar o A cure of Wellness, film de 2017 del director Gore Verbinski.

Considerada un thriller psicológico, la película comienza con el encargo al joven bróker Lockhart de traer de vuelta a Nueva York al CEO de la empresa para la que trabaja, ante la inminente quiebra de la misma. Esto lo llevará hasta un recóndito pueblo de los Alpes suizos, donde el directivo se encuentra temporalmente recluido para recuperar la salud con ayuda de las aguas minero-medicinales del lugar; y hasta un majestuoso, aunque algo siniestro, balneario en el que nada es lo que parece y todo es posible. Un lugar con un terrible pasado en el que, una vez que entras, ya nunca te querrás marchar.

Mezcla de psicodelia, suspense y ciertas situaciones que rozan lo grotesco, el film, ambientado en la actualidad, traslada al espectador en cierta medida a un mundo más propio de finales del siglo XIX e inicios del XX, momento de esplendor y expansión de los balnearios o casas de aguas. Aunque conocidas desde la antigüedad, las propiedades sanadoras del agua comienzan a explotarse de forma masiva en Europa a lo largo del s. XIX, con la creación de numerosos establecimientos y complejos asociados a acuíferos o manantiales de agua conocidos por sus propiedades ‘curativas’. Estos centros primaban su uso medicinal sobre el higiénico, creándose un nuevo concepto de balneario o lugar de descanso, en el que las más variadas gentes podían acudir a tratar enfermedades, principalmente de carácter respiratorio o cutáneo. Los tratamientos, que podían ir desde la ingestión de la milagrosa agua hasta la hidroterapia, acabaron por popularizar la expresión ‘ir a tomar las aguas’ y sirvieron de base para la creación de concepto actual de balneario.

Lo que se inició como una revolución en el campo de la medicina –mediante la experimentación de las causas y efectos de los tratamientos realizados en estos lugares–, acabó derivando en centros de ocio y socialización destinados, principalmente, a la burguesía y las clases altas de la sociedad. Convirtiéndose finalmente en una mezcla de centros médicos, lugares de rehabilitación y resorts de recreo. Su expansión dio lugar asimismo a una arquitectura propia, con edificaciones o conjuntos de edificios con distribuciones estudiadas para fomentar la recuperación y bienestar de los allí internados, emplazándose de forma habitual en parajes boscosos o montañosos y generando, en ocasiones, a su alrededor poblaciones destinadas a suplir y surtir a estos establecimientos.

La cura del bienestar traslada su trama a uno de estos balnearios de corte decimonónico, donde vemos a numerosos empresarios y altos cargos gubernamentales pasear, tratarse y recrearse en un balneario de estas características. Un anacronismo visual y conceptual que genera confusión incluso entre los propios personajes del film pues, como uno de ellos cuestiona “¿Quién cojones sigue tomando las aguas en el s. XXI?”. No solo el concepto de balneario nos recuerda a ese pasado, sino también la estética general del lugar, el utillaje médico y la existencia de una ‘cura milagrosa’ basada en el consumo y aplicación constante de agua. Pues, como se nos indica en la propia película, el balneario se encuentra construido sobre “un antiguo acuífero que posee unas cualidades rejuvenecedoras únicas”, sirviendo de reclamo a la ‘burguesía’ actual, los únicos, según el film, con capacidad para financiárselo.

Por último, cabe destacar la elección de emplazamientos y lugares para el rodaje de la película. Los planos generales del balneario alpino toman como base el Castillo de Hohenzollern (Stuttgart), vinculado desde la Edad Media a la dinastía Hohenzollern, asociada con la familia imperial alemana. Mientras que los interiores se rodaron en el Hospital de Beelitz-Heilstätten (Potsdam), construido en 1898 y compuesto por más de 60 edificios repartidos en 200 hectáreas. Este complejo, que se utilizó originalmente como sanatorio para enfermos de tuberculosis, acabó transformándose en hospital militar durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, pasando a manos soviéticas durante la ocupación y reconvirtiéndose posteriormente en clínica privada, abandonándose definitivamente en el año 2000.

Poco agraciada por la crítica, La cura del bienestar es un film controvertido, con amantes y detractores a partes iguales, pero que sin duda no deja indiferente al espectador, ya sea por su argumento, su detallada y cuidada fotografía o lo grotesco de algunas de las escenas. Aunque es probable que el director utilizase un escenario decimonónico para fomentar el misterio y ambiente opresivo del film, lo cierto es que ha conseguido retratar con bastante verosimilitud uno de los ambientes lúdicos por excelencia del s. XIX. Un pequeño homenaje a la expansión de la medicina terapéutica, practicada en innumerables establecimientos por toda Europa y que dio lugar, entre otros, a una arquitectura propia y una forma de entender el ocio diferente a la desarrollada hasta el momento. Una ambientación histórica utilizada crear incertidumbre y angustia en el espectador pero que, al fin y al cabo, sirve para conocer un poco más este curioso y prolífero pasaje de nuestra historia.


Bibliografía:

Batalla Farré, M. (2014). La ciudad balneario europea en el siglo XVIII y siglo XIX. Laboratorio de pruebas del espacio público contemporáneo. En https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/15983/072_BCN_Batalla_Monica.pdf

Gil de Arriba, C. (2000). La difusión social y espacial del modelo balneario: de la innovación médica al desarrollo de las prácticas de ocio. Scripta Nova: revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, nº69 (40). En http://www.ub.edu/geocrit/sn-69-40.htm


Enlaces de interés:

How A Cure for Wellness Marries Horror and Beauty in Set Design – https://www.architecturaldigest.com/story/a-cure-for-wellness-set-design-filming-locations

‘La cura del bienestar’ no se parece a otras películas de terror recientes, pero está repleta de referencias – https://www.xataka.com/cine-y-tv/la-cura-del-bienestar-no-se-parece-a-otras-peliculas-de-terror-recientes-pero-esta-repleta-de-referencias

The History of Spas – https://www.tripsavvy.com/history-of-spas-3085930


[Imagen de portada extraída de: westfälische nachrichten]

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