A lo largo de los siglos, las mitologías alrededor del mundo han tenido un factor común, la evolución de sus representaciones a través del tiempo. Ya no solo nos encontramos mitología en escritos, frescos o representaciones en piedra, sino en representaciones teatrales, cómic, cine y televisión.
Una de las figuras mitológicas con mayor presencia en lo audiovisual es sin duda el dios nórdico Loki. Este dios, maestro del engaño, ha aparecido en diversas ocasiones en el mundo del cine, siendo el más famoso el Loki del Universo Cinematográfico de Marvel, basado en los cómics de dicha empresa. Pero no es de este personaje de quien hoy os hablaremos, sino de una película estrenada en 1994 titulada “La Máscara”.
Esta película es ya un clásico debido al personaje tan carismático con cara verde que hacía todo tipo de locuras. Curiosamente, esta también se basa en un cómic, del mismo nombre, de Dark Horse Comics.
La Máscara trata sobre cómo cambia la monótona vida del contable Stanley Ipkiss tras encontrarse con una máscara antigua que le confiere poderes ilimitados y que trastocará su vida y la de los que lo rodean. Aunque la premisa, a priori, no parece tener mucha relación con el dios Loki, ¿cuál es su conexión entonces?
Esta aparece cuando Stanley, desesperado tras haber usado la máscara varias veces y ver los problemas en los que ha terminado (robo del banco donde trabajaba, enfrentarse a una peligrosa mafia), acude a un especialista en máscaras, el Dr. Arthur Neuman, para que le explique qué es lo que le ocurre cada vez que se la pone. Tras estudiarla, Neuman cree que se trata de una máscara escandinava del siglo IV, posiblemente, y que representa al dios Loki, el dios nórdico de las travesuras, al que el propio Odín desterró por sus fechorías. Es entonces cuando Ipkiss se pregunta si Odín pudo haberlo desterrado a la máscara y ser el mismo Loki quien lo poseyese al colocársela. ¿Podría ser esto posible? Analicemos qué comportamiento tiene Stanley una vez se coloca la máscara:
Como explica el propio Ipkiss durante la película, la máscara ensalza y saca a la luz los instintos más primitivos de la persona en cuestión. En el caso del protagonista vemos que reluce la burla y la capacidad infinita de hacer aparecer objetos de lo más rocambolescos. Estas dos facetas están relacionadas estrechamente con el dios Loki y se nos describe en la Edda Poética y la Edda Prosaica. El Loki burlón se nos describe en el poema Lokasenna (“los sarcasmos de Loki”) perteneciente a la Odda Poética. Dicha Edda fue escrita posiblemente en el siglo XIII (aunque algunos de sus poemas son anteriores) por un autor desconocido, aunque se le atribuye tradicionalmente a Sæmundr Sigfússon. Este poema nos cuenta que Loki fue rechazado en un banquete de dioses y que este, despechado, consigue acceder para dedicar su estancia para burlarse uno por uno de los dioses que allí se encontraban, soltando insultos de muy diversa índole, desde decirle a Bragi que es un “adorno de bancos” a Freya que es una “sucia bruja”. En la película, la máscara está continuamente burlándose de aquellos con los que se topa, desde una banda callejera, la policía de la ciudad que va tras él o la mafia del club Coco Bongo.
La otra faceta que podemos ver es la de hacer regalos. Esta aparece en la Edda Prosaica, recopilatorio de poemas sobre el arte de hacer poesía, que escribió el islandés Snorri Sturluson en el siglo XIII también. En él aparecen además varias historias mitológicas, entre ellas el capítulo 35 de los Skáldskaparmál (“dichos sobre poesía”, una de las secciones en las que se divide la Edda Prosaica). En este se nos relata que Loki, preguntándose si sería de oro todo el cabello de Sif (la esposa de Thor), se lo corta y ante la furia de Thor, Loki le promete que acudirá a los elfos oscuros para que le hiciesen un cabello nuevo de oro. El dios acude entonces a los enanos conocidos como los hijos de Ívaldi. Estos aceptan y crean el cabello de Sif, además del barco Skíðblaðnir y la futura lanza de Odin, Gungnir. Como para Loki esto no era suficiente, apuesta su cabeza con el enano Brokkr a que su hermano Sindri no era capaz de hacer otros objetos de igual valor. Este finalmente lo consigue y de entre estos objetos se encuentra el martillo que será de Thor, Mjölnir. Loki regresa junto a los dioses y hace entrega de los regalos a Odín, Sif y Frey. Después, Brokkr le da el martillo al dios Thor, exigiendo el precio de la apuesta. En La Máscara, vemos una versión similar a esta capacidad de Loki para conseguir regalos. Durante la película, este obsequia con globos de diversas formas a una banda callejera a la que se enfrenta, pero, sobre todo, se hace regalos a sí mismo, haciendo aparecer continuamente múltiples objetos para usarlos. Esto lo podemos ver desde que comienza a utilizar la máscara y hace surgir desde artículos de broma a auténticas armas.
Esta película no deja de ser una versión actualizada de estas facetas del dios Loki, aprovechando un escenario situado en la “actualidad”. Resulta curioso que la faceta que más se representa en lo audiovisual es la faceta pícara del dios nórdico, como se puede ver también en las películas de Thor de Marvel, tal vez se deba a que resulta más interesante un dios engañoso y divertido a uno que desata el Ragnarök, destruyéndolo todo a su paso.
Recursos:
Lokasenna: https://www.sacred-texts.com/neu/poe/poe10.htm
Skáldskaparmál: http://www.germanicmythology.com/ProseEdda/BRODEURSkaldskaparmal.html
[Imagen de portada extraída de: alicdn.com]
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