El tema de la Guerra Civil es, ya desde justo después de su conclusión, uno de los más recurrentes del cine español. Y, aunque casi siempre suele tratarse de historias de «buenos» contra «malos», hay alguna excepción. Quizás uno de los ejemplos más destacados es «Rojo y negro», película de 1942 dirigida por Carlos Arévalo, en la que se refleja al enemigo de manera mucho más humanizada de lo habitual, aunque sin restarle dramatismo a un conflicto que acarreó mucha represión y sufrimiento. Curiosamente, la óptica falangista del film no fue considerada como adecuada por el régimen de Franco, por lo que cayó en el olvido durante cincuenta años.
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