En la segunda entrega de Frozen (2019), Elsa y Anna deben proteger Arendelle de los espíritus de los elementos. Es por ello que viajan junto con sus amigos Olaf, Kristoff y Sven al bosque encantado siguiendo una misteriosa voz que guía a Elsa. Este enigmático bosque aísla a sus habitantes del resto del mundo con una espesa niebla mágica. Cuando el grupo es capaz de entrar, descubren a un pueblo autóctono y a los supervivientes de las tropas de Arendelle, los cuales estaban atrapados en este lugar durante años. Esto se debe a que en el pasado el abuelo de las muchachas había realizado una alianza con el pueblo del bosque, los Northuldra.
En esta entrada analizaremos la mitología representada en la historia y las similitudes entre los Northuldra y los Samis. A lo largo de su aventura en el bosque encantado, Elsa se enfrenta a los espíritus de los elementos, los cuales están enfadados: Tierra, Aire, Fuego y Agua. Esto se basaría en la división de la materia formulada por los filósofos griegos clásicos, la cual fue repetida posteriormente en el Renacimiento. En la película es el espíritu del fuego el que más se ajusta al descrito por los sabios clásicos, siendo representados por una salamandra que sólo se calma con el frío llamada Bruni. En el caso del espíritu del agua, estaría inspirado en los nix o nixe, del folclore germano, unos espíritus cambiaformas que habitan el agua; aunque podría inspirarse también en los Kelpies, caballos acuáticos de la mitología escocesa.
Por otro lado, nos encontramos con los Northuldra, que rendiría tributo al pueblo Sami, el cual habitaría Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, tratándose de un pueblo nómada que se dedica tradicionalmente al pastoreo de renos. Siguen las migraciones de estos animales hasta zonas más cálidas y agradables para el pasto. Al igual que en la película utilizan tiendas de forma cónica, las cuales llamadas Iávut. Sin embargo, en la producción de Disney observamos a estos personajes con ropas muy claras, todo lo contrario a la realidad, pues se trata de vestimentas muy coloridas con colores muy saturados, a pesar de que los patrones son similares.
Los Sami tienen también una canción tradicional llamada Yoik, la cual llegó a estar prohibida por los luteranos por ser un canto demasiado gutural y vinculado al chamanismo. En la película la voz que guía a Elsa es precisamente este canto tradicional, y aunque en el film no represente un canto de este pueblo sino una llamada de los elementos, es fácilmente reconocible.

En definitiva, nos encontramos ante una película de animación que representa a los países nórdicos y que pretende rendir tributo a sus diferentes habitantes y costumbres, desde la estética hasta la propia mitología.
Ramírez, A., Celis, A. (2006): Bestiario. El libro de los seres que nunca existieron. LIBSA, Madrid. P.242
[Imagen de portada extraída de: El Periódico]