«Quarry», buena cosecha del 72

Que la Historia es uno de los caldos de cultivo favoritos de la ficción televisiva no es algo nuevo, especialmente para los lectores de El Octavo Historiador. Uno de los períodos que más inspira a los guionistas es la Época Contemporánea, especialmente la de los Estados Unidos, y un ejemplo más de ello lo encontramos en Quarry, una serie de 2016 basada en las novelas homónimas de Max Allan Collins. Esta producción tiene como eje la figura de un exmarine que, tras volver a su casa de Memphis, acaba ejerciendo como asesino a sueldo para poder pagar una serie de deudas, tanto suyas como de un compañero y amigo. Quizás el argumento pueda sugerirnos que la Historia no será más que un mero decorado, pero en realidad es un elemento clave para entender las acciones de todos los personajes, así como el desarrollo de toda una serie de fenómenos políticos y sociales que transformaron de manera decisiva, no solo a los norteamericanos, sino incluso a todo el planeta.

Nada más comenzar el primero de los ocho episodios de Quarry hace su aparición uno de los temas más candentes en los Estados Unidos de 1972, el de la Guerra de Vietnam. Pero no lo hace por medio de una escena de combates en Indochina -aunque alguna, bastante realista, habrá-, sino por una con protestas ante la llegada de dos militares acusados de crímenes de guerra, Arthur Solomon y el protagonista, Lloyd McKinnon “Mac” Conway Jr., que más adelante será apodado como “Quarry” por su nuevo jefe, un misterioso personaje que se hace llamar “El Broker”. El fortísimo rechazo de buena parte de la sociedad hacia la Guerra de Vietnam, en la que las tropas del Tío Sam llevaban inmersas una década, no solo generaba continuas manifestaciones, sino que favorecía el crecimiento de opciones políticas que abogaban por poner fin a aquel conflicto. De hecho, una constante en los ocho episodios es la presencia -en carteles, informativos de la televisión o en las conversaciones de los personajes- del nombre de George McGovern, candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos en 1972, uno de los más firmes defensores del fin de la guerra, y considerado como uno de los aspirantes a la Casa Blanca más escorados a la izquierda en toda la Historia. Quizás esto explique las enormes dificultades que Mac Conway pasa para que lo contraten, puesto que muchos de sus posibles empleadores se niegan a darle una oportunidad a alguien con ese pasado. Tampoco ayudaba el trastorno de estrés postraumático (TEPT) que padecía, muy habitual en los veteranos regresados de Vietnam, por el que tampoco recibía ayuda o compensación alguna, pese a los intentos de su mujer.

Sin embargo, hay que señalar que estas feroces críticas de parte de la sociedad no eran algo defendido de manera unánime, y quizás la demostración de esto fue la aplastante victoria de Richard Nixon frente a McGovern en las elecciones presidenciales de noviembre, apoyado en parte por aquellos que entendían la Guerra de Vietnam como necesaria para liberar al mundo del comunismo -afirmación hecha por el protagonista en varias ocasiones-. Y es que, aunque la política no sea actor principal en Quarry, el contexto de la Guerra Fría y sus implicaciones empapan toda la trama.

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Imagen extraída de: bolsamania.com/seriesadictos

Otro de los hechos reflejados en la serie, y que permite que los personajes manifiesten su -bastante negativa- visión del mundo en ese momento es el de los atentados de los Juegos Olímpicos de Munich’1972, la “masacre de Munich”, cuando un comando terrorista palestino asesinó a parte del equipo olímpico israelí. Este hecho ponía el contrapunto a un momento de triunfalismo inmediatamente anterior, el generado por las siete medallas de oro conquistadas por el nadador estadounidense Mark Spitz, acontecimiento que Mac Conway no quiere perderse.

Hay que hablar también de otro grave conflicto social que en Quarry tiene una presencia constante, como es de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. Aunque en 1972 ya eran ciudadanos de pleno derecho, tras la concesión del voto y la derogación de las Leyes Jim Crow -término en el que se engloba el conjunto de normas estatales y locales de segregación racial-, todavía persistían tensiones, no solo por aspectos concretos como los colegios mixtos, sino las derivadas de las mentalidades tradicionales. En Quarry se refleja cómo incluso parte de los partidarios del nuevo statu quo eran muy reticentes a la instalación en sus barrios de familias negras, a las que veían con desconfianza, pero también cómo en las zonas de mayoría negra la desconfianza y rencor hacia los blancos era una constante, independientemente de que aquellos fueran partidarios o no de su causa.

Cabe destacar también el propio contexto económico, reflejado en esa sociedad estadounidense de posguerra, una sociedad de consumo en expansión en la que incluso parejas jóvenes como la que conforman Mac y su mujer Jony podían aspirar a rápidas mejoras laborales -dejando aparte las reticencias contra los exsoldados- y a tener una casa en propiedad. Posiblemente, si se hubiera ambientado solo un año más tarde, la situación habría sido muy distinta, pues el estallido de la Crisis del petróleo trastocó mucho esta visión.

Además de reflejarse todos estos procesos, Quarry muestra también una cuidada ambientación gracias a elementos más concretos. De hecho, los autores trataron de recrear con bastante cuidado no solo las vestimentas, los vehículos, la prensa o la música de la época, sino que prestaron especial atención al espacio en el que transcurre la trama, Memphis -urbe más poblada del estado de Tennessee- y el río Mississippi. De hecho, una de las vistas más recurrentes es aquella en la que ambos convergen, en el puente Hernando de Soto, uno de los puntos icónicos de la ciudad.  Este aparece en construcción, lo que sería correcto al haberse finalizado solo un año después, en 1973.

Así, y pese a su brevedad, Quarry es una serie muy interesante para acercarnos a los Estados Unidos de comienzos de la década de los setenta, momento bastante conflictivo y que sirvió para configurar las décadas siguientes a nivel tanto político como socioeconómico. Y, de paso, se pueden apreciar infinidad de pequeños detalles que generan una sensación de ambientación histórica bastante cuidada. La temática no es especialmente novedosa, es cierto, pero eso no le resta interés en absoluto a la serie.


[Imagen de portada extraída de: justwatch.com]

 

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