La Senda de la Profecía es un libro escrito por David Eddings y publicado en el año 1982. Se trata de una novela de fantasía ambientada en un mundo donde diversas razas humanas pueblan distintos reinos. Algo común en todos ellos es el hecho de que funcionan bajo una monarquía, aunque no son todas iguales, ni su Historia es la misma. Uno de estos estados es el Reino de Sendaria, habitado por gentes sencillas y pragmáticas hasta el extremo. El origen de este país se remonta a su independencia del Imperio de Tolnedra, una suerte de Imperio Romano “medievalizado”, que había ocupado las tierras de Sendaria. Sin embargo, cuando se concede la independencia a esta región, los sendarios deciden emular a los reinos vecinos e instaurar una monarquía propia. Sin embargo, al carecer de nobleza hereditaria, diseñan un sistema para elegir a un monarca de entre una lista de voluntarios, para que sea éste quien reparta los títulos.
El elegido resultó ser Fundor, un humilde granjero que se dedicaba al cultivo de nabos. Según cuenta la leyenda, todos aquellos que se consideraban alguien, se dirigieron a su huerto e hincaron la rodilla ante él, proclamándolo como Fundor el Magnífico, Rey de Sendaria. Sin dejar de trabajar, el monarca respondería: “Cuidad vuestros atavíos, pues acabo de abonar la tierra”.
Si bien esta historia no deja de ser una leyenda dentro de un mundo de fantasía, tiene un curioso paralelismo en nuestro mundo. En el año 918 murió el rey Conrado I de Francia Oriental, quien había sido elegido para sustituir al último monarca carolingio, Luis el Niño, ya que eran parientes. Tras la muerte de Conrado, la nobleza germana se reunió para elegir a un nuevo sucesor, esta vez de un linaje distinto. Se eligió a Enrique I, duque de Sajonia, para el puesto y, según cuenta la leyenda, tras su elección, los mensajeros que llegaron para anunciarle que había obtenido la corona se lo encontraron preparando las redes que usaba para cazar aves. Este hecho le habría valido el sobrenombre con el que ha pasado a la Historia: Enrique I el Pajarero.
Si bien no podemos afirmar que Eddings se basase en este episodio para crear al personaje de Fundor, no se puede negar que tienen ciertas similitudes y, lo que es más importante, nos recuerda que por fantasiosa que pueda parecer una obra de ficción, siempre encontraremos paralelismos con nuestra Historia.
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