Se han cumplido ya cuatro años del lanzamiento al mercado del videojuego No Man’s Sky. Tras un despegue accidentado, debido a la mala calidad del contenido, los creadores han dedicado todo este tiempo a pulir y modificar los problemas hasta conseguir aproximarse a lo que, originalmente, pretendían mostrar al público.
Se trata de un videojuego de aventura y supervivencia en el cual controlamos a un viajero espacial que debe realizar un viaje de descubrimiento a lo largo del universo. A medida que recorramos mundos nos iremos encontrando distintos animales, plantas, seres inteligentes y “civilizaciones”, o al menos eso es lo que el juego pretende contarnos. Sin embargo, la realidad es bastante distinta.
Sin entrar en la cuestión biológica, que no dominamos, hay que resaltar que el juego muestra cuatro especies de seres inteligentes: los Korvax, máquinas autosuficientes; los Gek, pequeños seres dedicados al comercio; los Vy’keen, una especie de guerreros belicosos y los Viajeros, unos seres extraños de los que se sabe muy poco. La cuestión es que es evidente que todos estos seres han sido creados para moverse por este universo, pero no para vivir en él. Si bien nos podremos encontrar a distintos miembros de cada una de estas especies en múltiples mundos, da la impresión de que fuesen tan recién llegados a la Galaxia como nosotros.
Su presencia se reduce a edificios aislados o pequeños puestos de comercio, en los cuales intercambiar productos. No obstante, no se encuentra por ningún lado los sistemas de producción necesarios para elaborar las maquinarias complejas. Además de esto, tampoco se encuentran edificios destinados a nada que no sea este intercambio de recursos. No podremos encontrar escuelas, templos, teatros, viviendas… Y por supuesto, nada de ciudades. Es curioso cómo se nos pretende hacer creer que estas especies han conseguido llegar a desarrollar los viajes espaciales sin dejar apenas rastros de su pasado. Y es que a la hora de crear un mundo o, en este caso, un universo completo, hay que tener en cuenta que antes del momento presente, debe haber habido un pasado y que éste tiene que haber dejado su marca.
Los únicos vestigios que podemos hallar de civilizaciones pretéritas son monolitos, pequeños edificios aislados y ruinas. Sin embargo, estemos donde estemos, tendrán siempre una distribución y una estética muy similares. Además, nuestro objetivo como jugadores, con respecto a estos sitios, será resolver un pequeño puzle para obtener tesoros que poder vender en este mercado, siempre deseoso de comprar y vender productos que no se producen en ninguna parte. La única motivación real que nos da el juego, no es descubrir lo que tiene este universo para ofrecernos, no es su Historia, es el dinero que podemos sacar de ello. Esto es especialmente llamativo si tenemos en cuenta que se trata de un título multijugador. De forma que, bien implementado, se nos podría dar la oportunidad de visitar los hallazgos de otros jugadores y enterarnos de lo que han descubierto ellos. De esa manera, la sensación de descubrir el universo se volvería algo cooperativo.
El principal motivo de que No Man’s Sky parezca vacío no es por una falta de contenido, sino porque este universo se ha creado para ser investigado pero no da la impresión de que haya evolucionado desde ningún punto. Aunque el juego nos inste a explorar, realmente no nos da nada que descubrir. Tan sólo un universo infinito sin absolutamente nada de Historia.
[Imagen de portada extraída de: media.redadn.es]