La política puede ser un mundo convulso y complejo, pero durante los años 30 del siglo XX multitud de partidos se enfrentaron para intentar proteger sus intereses y decidir el futuro de sus respectivos países, haciendo uso de los nuevos medios de comunicación y de tácticas tan antiguas como la propia política. A esta época nos traslada Evil Democracy, un videojuego ambientado en la Europa de entreguerras en el cual tomaremos el control de un partido político e intentaremos hacerlo llegar al gobierno de su país.
Reino Unido, Francia y Alemania son los tres escenarios en los que podremos desenvolver nuestra campaña, eligiendo ente una amplia variedad de agrupaciones políticas históricas, desde el Partido Socialdemócrata Alemán al Partido Comunista Francés, pasando por el Partido Nacionalsocialista Alemán o el Partido Conservador británico. Cada uno de ellos partirá, de base, con un presupuesto y un apoyo semejante al que tenían históricamente, haciendo que la partida sea más sencilla si elegimos jugar con alguno de los grandes. No obstante, también es posible elegir partidos minoritarios para intentar convertirlos en la opción predilecta de los votantes.

A lo largo de nuestras sucesivas campañas electorales y propagandísticas, deberemos elegir distintos candidatos, revisar nuestra influencia en los distintos distritos electorales e intentar aventajar a nuestros rivales. Para ello contaremos con un periódico propio con el que podremos atacar a los opositores o publicar entrevistas o artículos favorables a los candidatos del partido. Para todo ello necesitaremos dinero, el cual provendrá, principalmente, de los patrocinadores. Contrataremos periodistas para nuestro periódico, asignaremos candidatos para que contacten con votantes, patrocinadores, prensa y para que participen en mítines o debates.
Además, nuestro personal contratado podrá inundar las calles de folletos y periódicos, generar disturbios o, llegado el momento, intentar falsear los resultados de las elecciones atacando colegios electorales o defendiéndolos de otros partidos. El juego presenta estas democracias de principios de siglo como sistemas altamente manipulables y obvia, casi por completo, aquellos sistemas existentes para evitar que los partidos manejen al completo la opinión pública.
A grandes rasgos, este juego resulta ser un simulador decente de la vida política de los años 30. Sin embargo, presenta algunos problemas: con el fin de hacerlo más entretenido, se dejan cabos sueltos que el jugador puede aprovechar para hacer triunfar a partidos sin apoyo alguno en el momento. Al poner el foco en su totalidad en la manipulación por parte de los medios, se obvia por completo la ideología de cada persona. Los individuos desaparecen para dar lugar a una masa que puede ser controlada sin problema, ya que carece de capacidad de razonamiento o crítica. El principal fallo del juego es que presenta la política exenta de la realidad social y económica, por lo que la gente no tiene más motivos para opinar una cosa u otra que los que nosotros, como jugadores, les digamos.
[Imagen de portada extraída de Steam]