Las nuevas tecnologías y la digitalización del patrimonio han facilitado, en gran medida, el acceso a todo tipo de representaciones artísticas, muchas de ellas difícilmente accesibles debido, principalmente, a la distancia geográfica o a su conservación en depósitos de museos. Desde fotografías en alta calidad acompañadas de textos explicativos, hasta recreaciones digitales “vivas” -p. ej. recreación 360º de los Nenúfares de Monet-, el mundo del arte se encuentra a disposición del usuario a través de nuevos museos virtuales o “salas de exposición” que poco tiene que ver con el concepto tradicional de pinacoteca.
A pesar de ello, la experiencia y la percepción del arte desde la pantalla de un ordenador o dispositivo móvil no siempre son completas; y es ahí donde entra el mundo de los videojuegos. Desde las aventuras guiadas por diálogo, pasando por los juegos de pantalla en scroll lateral, hasta los juegos de alto realismo actual, el mundo de los videojuegos ha sabido utilizar el arte en su provecho. Ya sea como fondos de escenario, objetos interactivos o simples referencias visuales, el jugador adquiere la capacidad de interactuar con las obras de arte representadas, pasando de ser un simple espectador a un usuario activo. Ejemplo de ello es Monument Valley, un juego para plataformas móviles en el que, mediante un sencillo diseño, el arte se convierte en la base sobre la que se desarrolla la historia que los diseñadores de Ustwo Games nos pretenden contar. Una forma diferente de acercarse al arte, en la que el usuario no solo contempla la obra, sino que interactúa con ella, la reinterpreta y, en cierta medida, la vive en primera persona.
Monument Valley (2014), así como su sucesora Monument Valley 2 (2017), trasladan al jugador a un mundo de corte onírico, donde la historia que se nos relata no deja de ser una excusa para guiarnos por los diferentes escenarios que configuran los puzles que debemos resolver. Escenarios interactivos, dominados por la psicodelia y la incoherencia constructiva, que desafían la lógica del jugador mediante escaleras que suben y baja a un mismo tiempo, paredes por las que se puede caminar y puertas que comunican espacios localizados a diferentes alturas, entre otros. Una miríada de incongruencias que tienen su origen en la obra del artista neerlandés M.C. Escher (1898-1972).
Conocido principalmente por el surrealismo de sus obras, Escher combinó el estudio de la geometría con la representación artística para crear dibujos, grabados en madera, litografías y xilografías que desafiaban la lógica del espectador a través de ilusiones ópticas. Mezcla de representación tridimensional y bidimensional, su obra destaca por edificaciones y escenarios imposibles, con estructuras que rompen la lógica constructiva y patrones geométricos que cobran vida. Entre sus obras más reconocidas encontramos los edificios imposibles de Cascada (1961), Escalera arriba y escalera abajo (1960) y Relatividad (1953); las Manos que se pintan (1948), Reptiles (1943) o Mano con esfera reflectante (1935).

Un juego ilusorio que Monument Valley toma como propio para crear los escenarios a través de los que Ida, la protagonista de la primera entrega, tendrá que transitar para recuperar su memoria perdida. Las diferentes edificaciones a las que nos tenemos que enfrentar a lo largo del juego –y resolver para poder continuar nuestro periplo- permiten al jugador “experimentar” con las arquitecturas imposibles de Escher. De esta forma, Ida caminará por las escaleras imposibles de Relatividad y deberemos rotar de forma constante el escenario para poder hacer uso de las plataformas de Cascada, para así alcanzar la cima de la edificación. Además, el juego toma otros elementos estéticos de la obra de Escher, como puede observarse en los “hombres cuervo” que nos acompañan en parte de la aventura.

Una muestra más de que el arte a menudo sirve de inspiración a los videojuegos siendo, en el caso de Monument Valley, el principal protagonista de la obra, quedando la historia relegada a un segundo plano. Un mundo de arquitecturas imposibles que juega con la percepción del jugador y que le permite vivir en primera persona y moverse a través de la obra de M.C. Escher. Una curiosa y sencilla propuesta con la que pasar algunas horas intentando resolver lo irresoluble, disfrutando a su vez del peculiar y geométrico ingenio de este peculiar artista.
Enlaces de interés:
https://apps.apple.com/es/app/monument-valley/id728293409
https://play.google.com/store/apps/details?id=com.ustwo.monumentvalley&hl=es&gl=US
https://www.monumentvalleygame.com/mv1
[Imagen de portada extraída de: xombitgames]
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