Fallout: Una historia por descubrir

“La guerra… la guerra no cambia nunca…”


Con estas palabras abre la saga Fallout. En el año 1997 sale al mercado la primera entrega de la mano de Black Isle e Interplay. Desde entonces este videojuego ha cambiado de manos hasta llegar a Bethesda Softworks, pasando por 14 Degrees East. Por otra parte, otros equipos de desarrollo han creado entregas. Es el caso de Obsidian Entertainment, responsables de Fallout New Vegas.

La idea base de este juego parte de la premisa de que después de la 2ª Guerra Mundial se produjo algún hecho que creó una divergencia. Esto genera una realidad alternativa a la nuestra, en la cual se sitúan los hechos de la saga. Todas las entregas hasta ahora se han centrado en EEUU, por lo que no conocemos prácticamente nada del resto del mundo en este futuro alternativo. Para evitar que esto sea confuso vamos a comenzar por el principio.

Esta realidad alternativa da lugar a unos años cincuenta peculiares en los EEUU. Sumidos en una guerra fría muy larga (1945-2077) en la cual el principal enemigo pasará de ser la URSS a la República Popular China. La tecnología nuclear continúa avanzando hasta convertirse en parte de la vida cotidiana, con múltiples productos que utilizan energía atómica para su funcionamiento. Al mismo tiempo, el estilo y cultura americana de los años cincuenta se convierte en un modelo que pervive más de un siglo. Sin embargo, no todo va tan bien como parece. El motivo de la “democratización” de la energía nuclear es una gran escasez de petróleo, que provoca también la guerra sino-americana. Un conflicto armado por el control de los pozos petrolíferos de Alaska. ¿Cuál es el resultado del conflicto a gran escala entre dos potencias con acceso a armamento nuclear y la necesidad acuciante de eliminar a su oponente? La destrucción mutua asegurada.

En el año 2077 se pulsan los botones necesarios y se desata lo que, en este mundo, se denomina “La Gran Guerra”. Un intercambio nuclear cuyo resultado es la destrucción de ambos países y la irradiación de todo el mundo. Un porcentaje elevadísimo de la población americana muere en el evento. Previendo este desenlace, el gobierno de EEUU había encargado a la compañía Vault-Tec la construcción de 122 refugios que sirviesen para salvaguardar a la población hasta que la superficie fuese utilizable de nuevo. Pese a la amenaza nuclear, esta empresa había decidido usar los refugios como medio para llevar a cabo distintos tipos de experimentos con los internos.

Ahora que hemos dejado clara la ambientación de la saga, nos trasladamos un poco en el tiempo hacia delante. Entre cien y doscientos años. En el año 2161 comienza Fallout, en el 2241 Fallout 2, Fallout 3 nos lleva a 2277, mientras que New Vegas nos traslada al 2281 y Fallout 4 a 2287.

Este viaje en el tiempo es necesario para entender por qué Fallout es interesante como historiadores. Para darnos cuenta de qué es necesario para aprender e investigar el pasado. A lo largo de todos los juegos de la saga visitaremos las ruinas del viejo mundo. Los restos que han quedado de él. Muchas de estas partes se nos muestran tal y como estaban en el mismo instante de las explosiones nucleares. Si bien podemos ignorar prácticamente todo ello y dedicarnos a las historias principales, también podemos afrontar el juego como una especie de historiadores.
La práctica totalidad de lo que se ha descubierto sobre la historia del juego responde a un esfuerzo conjunto de sus muchos jugadores de establecer una continuidad en los hechos, de intentar descubrir, a base de seguir las pistas que se nos dejan, qué sucedió y cómo. Para ello tendremos que usar fuentes documentales, materiales e incluso orales. Las documentales son restos de periódicos del año 2077 o anteriores, que nos narran todo el conflicto, correspondencia privada o incluso post-its con frases tan escuetas como: “Ven a la azotea, tengo que contarte algo”. Por otra parte, nos encontramos restos materiales: desde vehículos a botellas, que nos cuentan más sobre el mundo antes y después del conflicto. Empresas cuyos productos encontramos o vallas publicitarias. Sin olvidar restos humanos, que nos indican qué estaba haciendo la gente en mitad del apocalipsis: como dos esqueletos en una cama o uno solitario en una azotea… Por último, como decíamos, no podemos olvidarnos de las fuentes orales. Desde gente que lleva generaciones viviendo en el Yermo (así denomina el juego a la mayoría de los EEUU tras la Gran Guerra), hasta alguna que fue criogenizada durante el evento y que despierta para contar cómo era todo antes.

Sin duda, Fallout es interesante como ejercicio si os gusta la Historia. No tanto por la realidad alternativa que presenta, que puede resultaros más o menos atractiva, sino por las oportunidades que nos da, como jugadores, de ponernos en la piel de un “historiador” y de investigar y descubrir el pasado. Compartiendo los descubrimientos con otros para lograr acercarnos a conocer mejor el pasado. Un pasado que explique este Yermo en el que vivimos.


[Imagen de portada extraída de: gamerfocus.co]

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