A mediados de 2014 se estrenó Pride, una de las películas más aclamadas por el colectivo LGTB+ hasta la fecha. Esta nos traslada a Reino Unido en los años 1984-85 y refleja una alianza bastante particular en la época: el colectivo de gays y lesbianas y la Unión Nacional de Mineros.
La premisa parte de la huelga nacional de mineros que tuvo lugar en esos mismos años, bajo el gobierno de Margaret Thatcher. La minería pasaba en aquel entonces por una grave crisis, debido a la baja rentabilidad de la misma, lo que ocasionó que se declarase el cierre de gran parte de las minas del país, privatizándose el resto.

Es durante esta huelga cuando un grupo de homosexuales, lideradas por los activistas Mark Ashton y Mike Jackson, comienzan a recaudar fondos en Londres bajo la agrupación Lesbians and Gays Support the Miners (LGSM). Sin embargo, sus recaudaciones fueron rechazadas en primera instancia por la Unión de Mineros, al no querer vincularse con un colectivo que en aquel entonces tenía tan mala propaganda, relacionada con la depravación y la promiscuidad. Asimismo, la administración de Thatcher bloqueó los fondos de la Unión, con el fin de debilitar la huelga. Por tanto, la estrategia de apoyo tuvo que cambiar, buscando alianzas locales con mineros huelguistas de las regiones más afectadas, encontrándolas en los valles de Neath, Dulais y Swansea, en Gales del Sur.

En noviembre de 1984, tal como muestra la película, el grupo de LGSM sufre la escisión de una parte de las mujeres, que abogaban por un enfoque más feminista de la lucha, creando a su vez el grupo Lesbians Against Pit Closures (LAPC), que continuó recaudando de manera independiente. Dichos beneficios se fueron multiplicando para abastecer a los huelguistas y a sus familias, forjando la alianza entre ambas comunidades. El denominador común que existía para entender esta unión era el trato vejatorio que sufrían por parte de la prensa y de la policía, común tanto a los homosexuales como a los mineros, aún por distintos motivos.
A pesar de que la huelga minera terminó fracasando al año de declararse, dicha unión continuó, marcando un hito histórico crucial para el colectivo LGTB+. La marcha del Orgullo de 1985 en Londres fue liderada por las agrupaciones de mineros de Gales, así como por LGSM y LAPC, siendo la primera vez que una agrupación heterosexual participaba en dicha marcha. La Unión Nacional de Mineros también fue clave ese mismo año para aprobar una resolución en la Conferencia Anual del Partido Laborista que apoyaba derechos LGTB+, bloqueando la votación para que saliese favorable. Ocurriría nuevamente en 1988 contra la llamada Sección 28, una enmienda que prohibía distribuir materiales con contenido homosexual, donde los mineros resultaron ser unos de los mayores apoyos para luchar por su derogación, aunque esta no llegaría hasta 2000-2003.

El fin de la minería en la década de los 80 tuvo un profundo impacto en la población británica, no solo por suponer la ruina económica de comunidades enteras, sino por la victoria que supuso para las políticas liberales de la administración de Thatcher. A pesar de que en la película se centran en los mineros, el gobierno de este momento tenía como uno de sus objetivos debilitar el poder de los sindicatos laborales en su conjunto, siendo la derrota de la Unión Nacional de Mineros una de sus mayores victorias en este frente, aunque no la única.
Cabe destacar que el film contó con el asesoramiento de los protagonistas de estas comunidades, aunque al comienzo se remarca un rechazo de los galeses hacia los homosexuales, fruto del prejuicio. Este hecho fue negado por las partes implicadas en la vida real, declarando que desde un principio fueron conscientes de sus similitudes, recalcando además las continuas visitas recíprocas entre los dos colectivos a lo largo de ese año y la amistad que se generó entre ellos.

Con todo, este tipo de producciones son clave para visibilizar la Historia LGTB+, marcando un claro ejemplo de la importancia que tiene la existencia de referentes, bien sean unipersonales o agrupaciones. Asimismo, recalca la necesidad de la combinación de fuerzas entre colectivos que, aun siendo aparentemente dispares, descubren que tienen más en común de lo que parece. Los propios protagonistas, tanto en la ficción como en la vida real, remarcan la importancia de esto último, ya que las consecuencias de la caída de los mineros eran transversales al resto de luchas, al marcar la derrota de las fuerzas sindicales y de progreso social.
Recursos útiles para indagar más en esta historia:
- Web oficial de Lesbians and Gays Support the Miners
- Podcast de Working Class History, en cuyos tres episodios narra los hechos mencionados con mayor detalle, incluyendo entrevistas a los protagonistas (en inglés).
[Imagen de portada extraída de lucasfh1976]