La guerra… la guerra nunca cambia. Creas recolectores, consigues recursos, construyes edificios militares y estos producen soldados que utilizar para acabar con tus enemigos. Así es la guerra, o así nos la cuentan la práctica totalidad de juegos del género RTS. Dentro de este género la guerra ocupa un espacio predominante, casi exclusivo. Ya sean de corte histórico como Age of Empires, fantásticos como Warcraft o espaciales como Starcraft, la guerra lo abarca todo. Quiero decir, se llama Warcraft, ¿podría ser más obvio?
En cualquier caso, hoy vamos a hablar de una forma de jugar a Age of Empires que no implica ponernos violentos, sino que podemos jugar simplemente para intentar construir la ciudad más bonita o para intentar reconstruir la ciudad que nos gustaría ver o recorrer. Desde sus comienzos, Age of Empires ha incluido una forma de ganar no violenta: construir una maravilla.
En la primera entrega eran solo cinco maravillas y estaban atribuidas de forma poco adecuada, ya que, por ejemplo, la Pirámide de Gizah podía ser construida por los egipcios, pero también por los asirios. Del mismo modo, por algún motivo, el Coliseo podía ser construido por los macedonios o los cartagineses.

Tuvimos que esperar a Age of Empires II, concretamente a la edición definitiva de 2019, para poder ver una selección de maravillas mucho más amplia y correcta a nivel histórico. Cada civilización tiene la suya propia y representa un edificio emblemático relacionado con su historia. Ejemplo de esto serían la mezquita de Samarra o la de al-Hassan, de las civilizaciones sarracena y bereber respectivamente. También tenemos Angkor Wat para los khmer o la Torre de la Pólvora de Praga para los bohemios.


Age of empires III no avanzó demasiado en el tema de las maravillas, aunque añadió la victoria comercial, un paso adelante para los pacifistas convencidos que jugamos a estos videojuegos. Sin embargo, la llegada de Age of Empires IV sí que ha supuesto un verdadero salto al respecto. Ahora los edificios construidos se adaptan unos a otros y hacen que su entorno evolucione de forma orgánica, generando calles, caminos, parques y jardines. Al mismo tiempo, el pase de edades ahora se lleva a cabo construyendo edificios históricos emblemáticos de cada facción.

Desde luego, el objetivo de estos videojuegos no va a cambiar, crear cosas hermosas que nos ayuden a destruir las que construyan nuestros rivales. Sin embargo, cada vez más, parece que se van diversificando las opciones que se nos dan y, aunque los city builder ya ocupan ese espacio de entornos pacíficos (más o menos) donde construir, parece que la saga Age of Empires nos da cada vez más herramientas para generar entornos que realmente se asemejen a ciudades. Sin duda, un resultado maravilloso…
[Imagen de portada extraída de: hablamosdegamers.com]