En 1969 los británicos The Kinks lanzaron un disco que se abría con «Victoria», donde con algo de sarcasmo repasan las luces y -sobre todo- las sombras de la Inglaterra victoriana.

En 1969 los británicos The Kinks lanzaron un disco que se abría con «Victoria», donde con algo de sarcasmo repasan las luces y -sobre todo- las sombras de la Inglaterra victoriana.
A ritmo de rock y florete en mano, el grupo alemán D’Artagnan trae al presente melodías y letras propias de tiempos pasados, a través del denominado rock-mosquetero.
En 1971 las llamas consumían el Casino de Montreux durante un concierto de Frank Zappa, y la columna de humo a orillas del lago inspiró a Deep Purple su tema más conocido, «Smoke on the Water».
En momentos de crisis y la música cuenta de una manera peculiar cómo se va escribiendo Historia en ese contexto. Ese es el caso del 11-S y «The Rising», de Bruce Springsteen.
Una de las conexiones más surrealistas entre músicos y otros artistas surrealistas fue la de Salvador Dalí y Alice Cooper. Una historia de discos, cuadros y hologramas con joyas caras.
La música es utilizada a menudo como vehículo para transmitir la historia. y tradiciones de un país o comunidad. Desde Mongolia nos llega la propuesta de The HU, mezcla de rock, historia y tradición.
En ocasiones, una canción no solo cuenta una historia, sino que acaba convirtiéndose en el símbolo de toda una época. Esto sucede con «Wind of Change», de Scorpions, la auténtica banda sonora del fin de la Guerra Fría.
En 1974 Lynyrd Skynyrd no solo lanzó una de las mejores canciones de la historia del rock, sino que nos ayudó a entender un mundo y un tiempo muy complejos.
Como hemos podido comprobar en repetidas ocasiones en El Octavo Historiador, la Historia es una habitual fuente de inspiración para la música. Un curioso ejemplo