Ficha técnica
Título original: The Flowers of War / 金陵十三釵
País: China
Año: 2011
Director: Zhang Yimou
Guión: Liu Heng
A través de los ojos de Shu, una de las estudiantes del convento católico de Nankín, observaremos la llegada a la iglesia de John Miller, tanatopráctico americano, y de un grupo de mujeres procedentes de un burdel cercano. El conflicto inicial, entre estudiantes y prostitutas, así como la reticencia de Miller a ayudar a las jóvenes, quedará opacado ante los horrores de la masacre, dando paso a la comprensión mutua y, sobre todo, al sacrificio personal en pos del prójimo. Miller adoptará el papel de párroco, como única salvaguarda ante el invasor japonés, a la vez que las pérdidas personales unirán a ambos grupos de mujeres, tan diferentes entre sí.
La película, a pesar de centrarse más en las relaciones interpersonales, no esconde la crueldad del conflicto, mostrando algunas imágenes difíciles de digerir, reflejo de fotografías y documentos gráficos del momento – caso de la incursión al convento por parte del ejército japonés o, sobre todo, la tortura y ejecución de dos de las prostitutas -. Nos muestra además la dura situación vivida por los soldados chinos, dispuestos a luchar hasta su último aliento por proteger a la población civil; ejemplificados en el último superviviente, que dará su vida por proteger la iglesia y a sus habitantes. Por último, observamos el sacrificio, terror y desazón que la población debió de vivir durante los meses de la masacre, así como la desoladora imagen que presentaban las calles de Nankín plagadas de cadáveres de todas las edades y sexos.
A pesar de su poca difusión en Occidente y de ser la adaptación de una novela, la película se muestra bastante fiel al contexto general en el que se desarrolla, reproduciendo la masacre en su forma más cruenta, aunque sin pecar en exceso de sangre o de imágenes de matanzas. La muerte, protagonista secundaria presente de forma constante en la película, se muestra como un homenaje a las víctimas, al terror vivido y sobre todo al sacrificio personal, reflejado en el final de la cinta, donde el desconocimiento del desenlace solo acrecienta en el espectador la idea de respeto hacia las víctimas. Cabe destacar, como punto final, la decisión del director de dar el papel protagonista a una actriz nacida en Nankín, al considerar que el sentimiento personal de la misma ayudaría crear a un personaje más real.
Una película dura, que en ocasiones acongoja al espectador, pero sin duda un buen reflejo y, sobre todo, un gran homenaje a una de las grandes masacres del s. XX.