La «Lucille» de Negan y las armas con alma

Un bate de béisbol rodeado de alambre de espino se cierne, cual espada de Damocles, sobre las cabezas de los enemigos de Negan, líder de los Salvadores y uno de los villanos más destacados de The Walking Dead. Ese arma, inseparable de su portador mientras este ejercía de némesis de Rick Grimes y el resto de los protagonistas, tiene nombre propio, como también lo tenían otras armas legendarias. Ese nombre es “Lucille”, y gracias a él ese bate deja de ser un mero objeto y pasa a convertirse en algo más. Para comprender mejor esto, hay que referirse a un proceso psicológico presente en todos nosotros, como es la tendencia a la antropomorfización; es decir, a concederle cualidades humanas a divinidades, conceptos abstractos -por ejemplo, la muerte-animales u objetos. Aunque no sea imprescindible, uno de sus elementos más característicos es el hecho de “bautizar” con nombre propio aquello a lo que se le pretende dar un cierto carácter humano.

En este caso, el ejemplo de antropomorfización al que nos referiremos es el de algunas armas famosas por haber sido empuñadas por grandes personajes, héroes legendarios o incluso divinidades. En este último grupo tendríamos a “Gungnir”, la lanza de Odín que jamás fallaba su objetivo, o a “Mjølnir”, el poderoso martillo de Thor, mientras que si pensamos en personajes de leyenda, el arma paradigmática sería la espada “Excalibur”, del Rey Arturo. Si buscamos más referentes en la Historia, encontraremos bastantes ejemplos, sobre todo en el Medievo: “Joyosa” (“Joyeuse” en francés), la espada de Carlomagno de la que se decía que era un amuleto protector con propiedades mágicas y que, según el poema épico “Cantar de Roldán”, cambiaba de color treinta veces al día; la “Colada” y la “Tizona”, ambas propiedad de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador; la “Lobera”, espada que llevaba consigo el rey Fernando III el Santo cuando se produjo la reconquista de Sevilla; la espada bífida “Zulfiqar”, entregada por Mahoma a su yerno Alí, a la postre cuarto imán del Islam, y que es uno de los objetos más sagrados para los chiítas… Esta costumbre de darle un nombre propio tampoco ha sido ajena a las obras de ficción, y este es el caso de la “Lucille” de Negan en los cómics y serie de televisión de The Walking Dead.

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Imagen extraída de: t13.cl

Posiblemente, una de las razones que expliquen la antropomorfización del armamento personal es el hecho de que constituye un elemento vital a la hora de asegurar la vida de sus propietarios, especialmente en períodos bélicos o de gran inestabilidad, lo que encaja perfectamente en la postapocalíptica narrativa de The Walking Dead. Asimismo, en ese tipo de contextos, las armas representan también un elemento de poder, pues ellas -y en general, el uso de la fuerza- son lo que en parte sostienen la posición privilegiada de sus portadores. De hecho, se pueden apreciar ciertas similitudes en la enorme preocupación que tanto Carlomagno como Negan muestran cuando pierden a “Joyosa” y a “Lucille”, puesto que el emperador franco llega a ofrecer -según la leyenda- una enorme recompensa en forma de tierras y riquezas a aquel que se la devuelva cuando la pierde en una batalla, mientras que el villano de la serie se preocupa y llega a entrar en cólera ante la perspectiva de que su bate esté en manos de otro o incluso sufra cualquier tipo de desperfecto. La importancia simbólica de un arma con nombre propio la apreciamos también en el hecho de que en los retratos y representaciones de monarcas reconocidos por sus victorias en el campo de batalla estas suelen estar presentes, así como Negan nunca da un discurso o se presenta ante sus enemigos sin que su “Lucille” lo acompañe de manera muy visible.

Otro aspecto interesante a reseñar es el propio nombre del famoso bate con alambre de espino. En los cómics y la serie se acaba explicando que Lucille era el nombre de la fallecida mujer de Negan, de modo que asocia a la persona que más le importaba antes del apocalipsis con el objeto que más le importa tras este. Pero es posible ver esto también como un guiño a otra famosa “Lucille”: la guitarra de BB King, el “Rey del Blues” (de hecho, las guitarras son otro ejemplo paradigmático de este proceso psicológico, y muchos grandes músicos han bautizado a sus instrumentos: la “Blackie” de Eric Clapton, la “Frankenstrat” de Eddie Van Halen, la “Red Special” de Brian May…).

Por lo tanto, comprobamos cómo la psicología y ciertos elementos antropológicos humanos pueden ayudarnos a entender el por qué de algunas curiosidades de la Historia y el mundo audiovisual. Las armas “bautizadas”, evidentemente, no son clave para entender nuestro pasado o los distintos procesos históricos que se han ido sucediendo, pero sí que sirven para entender que nada de lo que nos encontramos en la calle, en papel o en una pantalla surge sin más, sino que echando la vista atrás, siempre hay un referente que lo inspira… Y a veces incluso de manera inconsciente.


[Imagen de portada extraída de: digitalspy.com]

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