Amor y terror: la música de Charles Manson y su época

A finales de los convulsos años sesenta, concretamente el 9 de agosto de 1969, se perpetró un crimen que conmocionó a la sociedad estadounidense, el asesinato de la actriz Sharon Tate -mujer del director Roman Polanski y embarazada de ocho meses- y tres de sus amigos -Jay Sebring, Wojciech Frykowski y Abigail Folger- en su residencia de Cielo Drive, en Beverly Hills; que fue seguido una noche después por el del matrimonio conformado por Leno y Rosemary LaBianca. Aunque en un primer momento hubo muchas dudas con respecto a la autoría, finalmente acabó por descubrirse la responsabilidad de “la Familia Manson”, un grupo -o secta- liderado por Charles Manson. Aunque hay numerosas fuentes para acercarnos a esta figura y su contexto, en esta ocasión lo haremos en base a su música, a las canciones que durante varios años Manson fue componiendo, que reflejan su visión del mundo en el que vivía.

En primer lugar, hay que hablar de la década de los sesenta y las transformaciones que, sobre todo a nivel de mentalidades, se fueron viviendo en los EE.UU. El crecimiento económico de posguerra llevó aparejado el desarrollo de todos los sectores productivos y facilitó el triunfo del “american way of life”, en el que se buscaba encontrar un empleo, formar una familia y consumir un volumen cada vez mayor de productos y servicios. Sin embargo, la nueva realidad estuvo salpicada de conflictos sociales: el movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos, el pacifismo que criticaba la Guerra de Vietnam, la constante violencia callejera e inseguridad en muchos barrios… Y tampoco hay que olvidar la aparición de movimientos contraculturales que se oponían a la mentalidad predominante, como los hippies. Asimismo, en esa misma línea, proliferaron las sectas, siempre lideradas por alguna figura muy carismática, como vimos en su momento en El Octavo Historiador al analizar la canción Guyana (The Cult of the Damned) de Manowar o la serie American Horror Story: Cult, en la que de hecho el propio Manson es uno de los protagonistas.

Con un pasado bastante trágico y turbulento que incluía el paso por prisión, Charles Manson fue desarrollando una personalidad muy atractiva para personas descontentas con el mundo en el que vivían, con trayectorias vitales conflictivas y necesidades afectivas insatisfechas. Desde 1967 se fue conformando un grupo de jóvenes seguidores -principalmente mujeres-, autodenominado “la Familia”, que convivía con su gurú, el cual iba aumentando su control psicológico sobre el resto, mientras seguía estructurando un pensamiento por el que veía con desconfianza a las autoridades políticas, a la sociedad en su conjunto y, sobre todo, a los afroamericanos, puesto que creía que se avecinaba una guerra racial, cuyo estallido, según él, profetizaban The Beatles en su tema Helter Skelter. Esto último es una buena muestra del rol capital que Manson le reservaba a la música en su vida, lo que le llevó a componer infinidad de poemas y temas que, además, le granjearon una cierta reputación en el ámbito artístico californiano, llegando a relacionarse con músicos tan conocidos como Dennis Wilson, batería de The Beach Boys.

Pese a sus intentos previos, en parte con la colaboración del propio Wilson, Charles Manson no lograría ver publicado su primer disco con las canciones que fue componiendo durante los sesenta hasta después de ser detenido, en 1970, aunque las grabaciones tenían dos y tres años de antigüedad. Encuadrable en el folk o el folk psicodélico, tanto el título como la imagen de la carátula constituyeron una respuesta muy directa a la revista “Life”, que poco antes había llevado a su portada una foto de Manson con el texto “The love and terror cult” -es decir, “el culto del amor y el terror”-: se reprodujo la imagen y ese texto, pero se le quitó a letra “f” al nombre de la publicación, pasando de “Life” a “Lie”, de “vida” a “mentira”. Así, quedó bautizado el disco como Lie: The love and terror cult.

Charles Manson disco
Imagen extraída de: marca.com

Este álbum incluía catorce temas de los que podemos extraer el pensamiento de su autor e incluso parte de sus recursos para atraer nuevos miembros a su círculo íntimo. En varias canciones se habla de la necesidad de abandonar la vida anterior e incluso el propio ego, haciendo hincapié en el sufrimiento que implica seguir los convencionalismos y las relaciones personales tradicionales -buenos ejemplos de ello serían Ego, Look at yout game, girl o Cease to exist-. No parece casual que en su mayoría estén dirigidos precisamente a individuos con pasado turbulentos, un gran desencanto con el mundo en el que vivían y, mayoritariamente, del sexo femenino. De hecho, en Cease to exist incluso le afirma a una joven oyente que submission is a gift (“la sumisión es un regalo”). Asimismo, también enfatiza el sentimiento de comunidad frente al exterior, que los estigmatizaría por su modo de vida y sus creencias, considerándolos malvados -sobre todo a él mismo, como líder del grupo, como se refleja de manera clara en People say I’m no good). Todos estos elementos fueron compartidos por las numerosas sectas y grupos contraculturales que brotaron a lo largo de los sesenta y en décadas posteriores, algunos de ellos dándole una importancia más o menos análoga a la música para transmitir su mensaje y conformar un mayor sentimiento de unión, pero posiblemente sean todos estos temas de Charles Manson los que mejor lo explican.

Este primer disco no se quedaba, sin embargo, en este tipo de temas, sino que también traslucía una fortísima crítica a la sociedad, el poder político o la justicia. En cuanto al primer punto, presente en todas las canciones de un modo u otro, se refleja especialmente en Mechanical man o Sick City, en las que se habla de la alienación del ser humano en una sociedad de consumo, la insolidaridad o la inacción ante los problemas, entre otros aspectos. El desencanto con la actuación de las instituciones gubernamentales estadounidenses es el tema principal de Don’t do anything illegal, y en Arkansas hace una crítica explícita a la escolarización obligatoria a la que fuerzan los poderes políticos, al considerar la escuela como un espacio de adoctrinamiento de los niños. Tampoco el sistema penitenciario escapa de los dardos musicales de este expresidiario, que en Big Iron Door se queja de las malas condiciones de las cárceles y del sistema en general. Finalmente, también hace una breve referencia en Garbage Dump a uno de los asuntos más polémicos de su tiempo, la ya citada Guerra de Vietnam, sin citarla de manera explícita, señalando que ni siquiera le importa quién la gane.

Como era de esperar, la publicación de Lie: the love and terror cult no estuvo exenta de polémica. Su autoría hizo que alcanzara un importante éxito comercial, sobre todo en los EE.UU., y además -al haber sido grabado unos años antes- significó la demostración de que, como afirmaba Manson, The Beach Boys habían publicado una composició suya rebautizándola apenas dos años atrás, Never learn not to love -cuya letra era la de Cease to exist, aunque hay versiones que afirman que fue una transacción entre su creador y Dennis Wilson-. De todos modos, esta no fue la única ocasión en la que las letras de Charles Manson sonaron en boca de otros, puesto que más adelante fue versionado por otros músicos y grupos, destacando a Marilyn Manson con The Monkey, extraído en parte de Ego o Guns n’ Roses con Look at your game, girl.

Como se puede deducir, la transformación de Charles Manson en todo un icono fue bastante rápida, persistiendo aun a día de hoy, tras su fallecimiento en prisión en 2017. Pese a las agrias polémicas al respecto, su música ha llegado a alcanzar un cierto reconocimiento, sobre todo este primer álbum y, por lo que a nosotros respecta, se ha transformado en una fuente extremadamente útil para entender no solo su pensamiento individual, sino también algunos de los aspectos más conflictivos de toda una época.


[Imagen de portada extraída de: horrorfuel.com]

Deja una respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.